Estrenado el 18 de diciembre de 1892, con armonías asombrosamente avanzadas y una riqueza de invención melódica inexistente hasta entonces en la música de ballet. Tchaikovsky nació el 7 de mayo de 1840 y murió el 6 de noviembre de 1893.
El Cascanueces es un cuento de hadas-ballet estructurado en dos actos, que fue encargado por el director de los Teatros Imperiales Ivan Vsevolozhsky en 1891 y se estrenó en 1892. La música fue compuesta por Piotr Ilich Chaikovski entre 1891 y 1892. Se trata de su op. 71 y es el tercero de sus ballets. En la producción original la coreografía fue creada por Marius Petipa y Lev Ivanov. El libreto fue escrito por Ivan Vsevolozhsky y el propio Petipa, basándose en la adaptación de Alejandro Dumas (padre) del cuento El cascanueces y el rey de los ratones, de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann.
El punto de partida de ‘El Cascanueces’ es la fiesta de Navidad que organiza el mago Drosselmeyer, un viejo chiflado, inventor de juguetes y amigo de los niños, para ofrecerles infinidad de sorpresas. Pero a Masha el juguete que más le gusta es el Cascanueces. Éste, en sus sueños, se convertirá en un personaje valiente, dispuesto a derrotar a los terribles ratones, que llenan su habitación, liderados por un peligroso rey.
Antes de su estreno Chaikovski seleccionó ocho de los números del ballet formando la Suite El cascanueces op. 71a, concebida para tocar en concierto. La suite se tocó bajo la dirección del compositor el 19 de marzo de 1892, con ocasión de una reunión de la sección de la Sociedad Musical en San Petersburgo.
La suite fue popular desde entonces, aunque el ballet completo no logró su gran popularidad hasta los años 1960. La música de este ballet se conoce, entre otras cosas, por su uso de la celesta, un instrumento que el compositor ya había empleado en su balada sinfónica El voivoda de 1891. Es el instrumento solista en la Danza del hada de azúcar, pero también aparece en otras partes del segundo acto.
La primera representación tuvo lugar el 18 de diciembre de 1892 en el Teatro Mariinski de San Petersburgo. Unos cincuenta años más tarde Walt Disney utilizó parte de la música de El cascanueces en su película Fantasía de 1940. A la gente le gustó la película y comenzaron a interesarse por el ballet. El interés creció cuando el montaje de El cascanueces de George Balanchine fue televisado a finales de 1950. El ballet ha sido representado en muchos lugares diferentes desde entonces y se ha convertido quizá en el más popular de todos los ballets en los países occidentales, principalmente representado en Navidad.
Historia.
Tras el éxito de La bella durmiente en 1890, Ivan Vsevolozhsky, el director de los Teatros Imperiales, encargó a Tchaikovsky la composición de un programa doble con una ópera y un ballet. La ópera seria Iolanta. Para el ballet Tchaikovsky volvería a unir fuerzas con Marius Petipa, con quien ya había colaborado en La bella durmiente. El material que eligió Petipa en esta ocasión fue una adaptación titulada El cuento del cascanueces que había escrito Alejandro Dumas, basándose en El cascanueces y el rey de los ratones de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann.3 La trama de la historia de Hoffmann (y la adaptación de Dumas) se simplificó en gran medida para el ballet en dos actos.
El cuento de Hoffmann contiene un largo flashback dentro de su trama principal, titulado El cuento de la nuez dura, que explica cómo el príncipe se convirtió en el cascanueces. Esto tuvo que ser omitido en el ballet. Petipa proporcionó a Chaikovski instrucciones muy detalladas para la composición de cada número, incluso en cuanto al tempo y el número de compases. La finalización de la obra fue interrumpida durante un corto periodo de tiempo debido a una visita del compositor a Estados Unidos durante 25 días para dirigir los conciertos para la apertura del Carnegie Hall. Chaikovski compuso algunas partes de este ballet en Rouen, Francia.
Chaikovski estaba menos satisfecho con El cascanueces que con su ballet anterior La bella durmiente. Aunque aceptó el encargo de Vsevolozhsky, no tenía un interés particular en componerlo -a pesar de que le escribió a un amigo durante la composición del ballet: «Diariamente me vuelvo cada vez más afinado en mi tarea».
Se dice que durante la composición de la música del ballet Chaikovski discutió con un amigo, quien apostó a que el compositor no podría escribir una melodía basada en las notas de la octava en secuencia. Chaikovski le preguntó si importaba que las notas fueran ascendentes o descendentes, a lo que le respondió que no. Esto dio lugar al Grand adagio del Grand pas de deux, en el segundo acto, el cual se suele bailar después del Vals de las flores.
Estreno mundial en San Petersburgo
El ballet se estrenó el 18 de diciembre de 1892 en el Teatro Mariinski de San Petersburgo, Rusia. Formó parte de un doble estreno junto con Iolanta, la última ópera de Chaikovski. El libreto fue elaborado por Marius Petipa, pero lo que ha sido objeto de debate es quién exactamente coreografió la primera producción. Petipa comenzó a trabajar en la coreografía en agosto de 1892, pero la enfermedad lo alejó de su finalización y se encargó de la tarea Lev Ivanov, su asistente durante siete años. A menudo se le atribuye la coreografía a Ivanov, aunque algunas crónicas de la época se la adjudican a Petipa. La interpretación fue dirigida por Riccardo Drigo, con Antonietta Dell'Era como el Hada de azúcar, Pavel Gerdt como el príncipe Coqueluche, Stanislava Belinskaya como Clara, Sergei Legat como el Príncipe Cascanueces y Timofey Stukolkin como Drosselmeyer. Los roles de los niños, a diferencia de muchas producciones posteriores, fueron representados por niños reales en lugar de adultos (con Belinskaya como Clara, y Vassily Stukolkin como Fritz), los estudiantes de la Escuela Imperial de Ballet de San Petersburgo.
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